viernes, 18 de abril de 2014


DE RODILLAS, EN TIERRA Y ABATIDO, 
todo es noche en el Dios abandonado,
¿dónde está ese Jesús tan admirado,
aquel dulce Maestro discutido?

Es el cuerpo de un hombre, así asumido,
todo un mar que, de sangre, ha transformado,
de salados sudores tan bañado,
que es un sol, sin su luz, allí fundido.

Comprender que eres Dios, sin ser quimera,
ni parece que es, de hombre tu semblante.
¡Ay, Jesús! ¿Cómo ver, en tal manera

Tu Divino Poder, en ese instante?
Es la fe y el amor lo que asegura
que eres Dios, y el dolor es noche oscura.

Eulogio Díaz García 

jueves, 10 de abril de 2014

LLUEVEN, AÚN, TUS PALABRAS

A SANTA TERESA DE JESÚS

Llueven, aún, tus palabras
al alma, en hirientes versos.
Son gotas sueltas de amor,
tan encendidos deseos.

¿Cómo fue, Teresa, dime,
con el Niño, aquél encuentro?
¡Qué no sabrías tú darle,
qué no tendrías tú dentro!
Yo... ¡Teresa de Jesús!
dime tú... ¿niño pequeño?
Yo... ¡Jesús de mi Teresa,
y es amor que siempre sueño!

¡Ay, Dios mío, quién pudiera,
tener ese amor tan cierto.
Como un niño, siendo niño,
águila en tan alto vuelo!

Tu canto son las palabras:
amor... y taladro... ¡y fuego!
mi dueño... dardo... ¡mi Dios!
¡qué encendidos pensamientos!
Fuiste la amante perfecta,
fiel solamente a Tu Dueño.
¡Tu querer, amor divino,
tu soñar, amor eterno!

Eulogio Díaz García

martes, 8 de abril de 2014

HOY HE VUELTO A LLORAR  LLUVIA DE LÁGRIMAS,
tres moqueros llené de lilas blancas,
en la escarcha el silencio se hizo llanto,
y en el llanto nació callada el agua.
Las batallas que gana el legendario,
se antojaban mis faltas ya libradas,
me vinieron, sutiles, renacientes,
heridas que, a la luna, el sol abraza.

¡Quién me limpia sanando mis locuras,
quién me olvida borrando mis andanzas,
quién me abraza llenándome de besos,
quién me llora, lavando mis pisadas!
Vi naciendo el correr de mis veredas,
como versos que escriben las miradas.
En el juicio magnánimo de todos,
me engañaron con falsos anagramas.
Fue Ben Hur, reviviendo en Charlton Heston,
que, al final, meditaba en Sus Palabras.

El Amor, perdonando a otros altivos,
se hace mar y, en los sueños, madrugadas.
¡Ay, OH Dios, no te guardes mis poemas,
porque fueron escritos de otras albas,
quémalos, que lo avienten las cenizas,
eran noches, y están por mi olvidadas!

Eulogio Díaz García



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