lunes, 23 de abril de 2012


COMO UN SINO ESCONDIDO A SIMPLE VISTA

Miro y miro a ese Niño y no me canso,
su poder me fascina y me lo explica,
dueño y señor lo siento; hasta hizo el todo,
cruzando su mirada hacia la mía.

Sus ojos en mis ojos, sin creérmelo,
me dice con la hondura más explícita;
asimilar no puedo y pienso casi,
imposible entender lo que me dicta.

Niño es verdad, lo miro y lo presiento,
me lo dicen sus manos pequeñitas,
hay algo que no acierto en su velada,
como un sino escondido a simple vista.

Divino, en su sentencia es infinito,
Yo soy tu Dios, me explica y acaricia,
quedo en paz, esa paz que es imposible,
el tenerla y no ser cosa divina.

Eulogio Díaz García
¡ERA  AMOR… HASTA EL CIELO QUE ELLA TIENE!

Los dedos de mi madre, abiertos surcos,
cubiertos de silencios, luna y fuente,
cauces anchos en venas de futuro,
nacidos entre abejas de laureles.

Sus cantos entre ruecas de tejidos,
de pastores, sus campos, la simiente,
soñaban del amor sus dulces linos,
canciones campesinas, desde siempre.

…Y sus ojos,  sus labios, luz y viento,
como estrellas de sueños, sol naciente,
siempre fueron y están en mi recuerdo,
en flores de infinitos cascabeles.

¡Ay el alma, el alma que recuerdo!,
continuados silencios, como ausente,
eran besos, miradas  de un “te quiero”,
¡era amor… hasta el cielo que ella tiene!

Eulogio Díaz García

PENSANDO…      

Pensaba yo en mi retiro,
mucho tiempo es mi tesoro,
lo que no miraba, miro.
No me importa el deterioro,
queda expuesto a simple vista,
no por eso río o lloro.
Cada verso una conquista,
como el que siembra una palma,
la belleza está en la vista.
Mejor la mar siempre en calma,
el paso lento al ligero,
que siempre libre esté el alma..

¡Ay, si algún día me muero!,
no seré el tal sorprendido,
sin esperarlo, lo espero,
¿preguntarán cómo ha sido?

Eulogio Díaz García

 

¡ES MUY RARO, SÍ!

¡Es muy raro, sí, hoy me encuentro bien!
¡Gracias al Hacedor!
¿Por qué no canta el mirlo?,
yo cantaré por él.
Con las palabras nuevas que me encuentre,
les pondré rima, música.
A mi amor le haré versos de mi amor,
y me arrodillaré ante ella con una
rosa en la mano izquierda, ¡qué más da!
Guardaré su sonrisa en mi sonrisa,
y le daré mil besos.
Todo el cielo es azul; siempre está así,
por eso nunca estoy sólo conmigo.
No me digáis ya nada, que lo sé.
...¡Es muy raro, sí, hoy me encuentro bien!

                                                                Eulogio Díaz García

sábado, 21 de abril de 2012

RESUCITADO

Es cierto, y es verdad,
del día, renacido en un tercer,
en cruda actualidad,
tan vivo como ayer,
¿hay alguien que se atreva a no atrever?

Me atrevo yo y lo digo,
lo encuentro razonable en la razón,
la mujer fue testigo,
y un hombre en su aflicción,
¿no fue clara y segura confesión?

Muerto y resucitado,
y tan muerto como otros que murieron,
tres días enterrado,
y algunos le gimieron,
¿no es para ya gozarse que le vieron?

Atrevido ser Dios,
nunca nadie lo dijo en tal palabra,
en silenciosa voz,
-campesina que labra-
¿hubo alguien que su muerte así reabra?

Dios es Dios de verdad,
y Jesús es el nombre que se impuso,
su plena actualidad,
con el fervor incluso,
¿ no es fruto de doctrina que propuso?

Fue dulce y atrevido,
en su hablar y decir tan admirable,
cualquiera conocido,
cualquiera que de Él me hable,
¿se encuentra en modo alguno comparable?

Resucitado y vivo,
cuerpo y alma, su vado está en el cielo,
y en tierra, dedivivo,
se oculta tras un velo,
¿no es ya cierto el magnánimo consuelo?

Eulogio Díaz García
DEL MES DE MAYO

Con las flores, su alegría,
de colores un festín,
abramos nuestro jardín,
para alabar a María.
En este mes, cada día,
exaltemos su grandeza,
sabiendo que, con certeza,
llueven sonrisas de cielo,
descorramos  ese velo,
con jazmines de nobleza.

En la mar sembremos olas,
y en la tierra, de oraciones,
rosarios a borbotones,
que a la Virgen lleguen solas.
Y guirnaldas de amapolas,
pongamos en su cabeza,
que ensalzarán su realeza
y encenderá el corazón;
no perdamos la ocasión,
de alabarla con largueza.

¡Oh María, madre mía,
de Jesús la tierna Madre,
llévanos cerca del Padre,
lejos vamos todavía!
¡Dar mi corazón querría,
fuera alegre este destierro,
a tantas cosas me aferro,
no sirven para ir al cielo,
contigo y con tu desvelo,
líbranos de tanto yerro.


Eulogio Díaz García


DE AMORES, DE TERNURAS O SILENCIOS


Sí, amigos, decidme las palabras
para un verso que valga bien la pena:
de nostalgias, de cielos o de lágrimas,
de amores, de ternuras o silencios.
He sembrado, vivido en soledades,
 amado entre los iris de unos ojos
y besado granadas de sus labios.
He sentido vorágines del tiempo,
sabiendo que es muy corto
el día con estrellas y sus noches.
He gritado locuras de guitarra,
en los huecos serenos y apacibles,
de los trigos que fueron aventados.
Sí, amigos, decidme si la vida
del poeta es tan sólo un canto breve,
y se derrite en versos esporádicos,
que afloran al volver las golondrinas,
o como si los pétalos de rosas
fueran entretejidos en coronas
que llevan a la gloria.

Eulogio Díaz García