lunes, 17 de diciembre de 2012

EN LA IZQUIERDA MI BASTÓN


En la izquierda mi bastón,
por la calle voy, me canso,
sin hojas están los árboles,
golondrinas, ¿para cuando?
¡En su nido las cigüeñas,
con una pata temblando!

De Aladro, mi plaza tiene,
rosales en su cintura,
¡dejadlas estar ahora,
que nacerán una a una!
¡Venid, palomas, venid,
a su fuente de agua pura!

Azules tiene mi Virgen,
del Rocío, las saetas,
va contando, como alondra,
sonrisas que la despiertan.
¡Hay que ver, luego veré,
las flores que allí le dejan!

Antiguo es el palacete,
su jardín de verde hiedra,
¿porqué está cerrado siempre,
si mis ojos quieren verla?
¡Ausentes se ven los mirlos,
volverán en primavera!

Guapa es mi nieta, ¡qué guapa!
con sus rizos, luna y oro
de nombre se llama Deborah,
…y sus ojos…¡qué graciosos!
¡Porqué ha de tardar, que tarda,
de pasar aquí el otoño!

Sus palmeras, verde olivo,
fina lluvia las saluda,
gorjean allí sus pájaros,
no se ven picos ni plumas.
¡La sombra despierta duerme,
la tarde ni me saluda!

Volveré, si volveré,
mañana por el camino,
la fuente será distinta,
con el bastón ya cansino.
¡Para cuándo, primavera,
las rosas habrán nacido!
Eulogio Díaz García



viernes, 23 de noviembre de 2012

HOY HE VISTO A DIOS

Hoy he visto a Dios,
en plumas de un pájaro,
su azul claro y limpio,
en cielo muy amplio.
Hoy he visto a Dios,
en rama de un árbol,
pájaro dormido,
sus ojos cerrados.

Hoy he visto a Dios,
nido acurrucado,
pajarillo sólo,
con su madre al lado.
Hoy he visto a Dios,
de amarillo alado,
¡qué limpios sus ojos,
qué bello regalo!

Hoy he visto a Dios,
pájaro cantando,
trino verde y plata,
dentro de un granado.

¡Hoy he visto a Dios...
me ha enamorado!

Eulogio Díaz García

sábado, 13 de octubre de 2012

¡Mirad, aquí está mi árbol!

¡Mirad, aquí está mi árbol!,
porte de verde manzana,
madera noble sus ojos,
romero es su flor del alma!
...Y voy corriendo a su encuentro,
¡deprisa, nació ya el alba!,
siento en mi cuerpo sus brazos,
al mirarle en mi ventana.
Hojas verdes entre gritos,
trompetas de luna blanca,
sus alas del viento cubren,
mi habitación de guirnaldas.
¡No lo veis, es el árbol
que me mira y que me canta,
cuenta sus versos de noche,
silencios de madrugada!
¡Es verdad que, repetidos,
sus cuentos de nieve escarcha,
 palabras de azul y tiempo,
bordados en lila y malva!
¡Lanzo hoy al viento mis ayes,
me llora en mudas palabras,
de pié mi árbol ha muerto,
su mar es rota esperanza!
...
Ya es el árbol seco cuerno,
sin sus nidos en las ramas,
dormido en clarín de muerte,
no hay romero entre sus alas.
¡Crespones, negro corcel,
qué tristeza en mi ventana,
negros como ojos de toro,
el verde color de albahaca!
Muerte de polvo y de hiel,
¡cristal de sustancia blanca!
alguien, ¡maldita sentencia,
su espina dejó clavada!

Lleva la grúa su cuerpo,
y mi alma se desgarra,
sólo voy en el cortejo,
sembré el camino de lágrimas.
¡Quién me da lo que he perdido,
al mirar por la ventana!
Solo dejaron un sitio,
los pájaros me acompañan.
...
¡Qué tiempos, aquel entonces,
cuando oía sus baladas,
naciendo la aurora tenue,
su sonrisa entre mi estancia!

Pensar no quiero en su suerte,
sueño en despierta mañana,
allí estará siempre el árbol,
entre el aire que ocupaba.

Eulogio Díaz García




 

jueves, 11 de octubre de 2012

Fué Sara en su tierno acento


(Niña de diez años que, por error, llamó a mi teléfono.
Al saber de mi afición, me pidió le escribiera un poema)


Del aire una voz salida,
fue Sara en su tierno acento,
nacida de un bello cuento,
en isla desconocida.

Su angélica voz oída,
con sones de firmamento,
parándome yo un momento,
mi poesía fue esculpida.

Sólo un poema escondido,
vuelo de oculta paloma,
soltada hacia el aire intenso.

Sarita es canto que ha sido,
rosa viva de un aroma,
estrella de un mar inmenso.

Eulogio Díaz García


Hola Eulogio, soy Sara, gracias por el poema, es el poema más bonito que he oído. Puede que me equivocara de teléfono, pero he encontrado el mejor poeta del mundo. Tu amiga Sara. Enviado desde mi iPhone.

¿No os parece bonito?


 

lunes, 1 de octubre de 2012


¡AHORA SÍ QUE ESTÁ TODO CONSUMADO!
¡Ya es tercer día, ha resucitado!
Del sepulcro su sombra está borrada,
que despierta está el alba a su llegada,
y el dolor forma cosa del pasado.

Necesita la fe ver tu costado,
llaga viva que lanza hizo clavada,
meteré allí los dedos, la mirada
me dirá, si es verdad, que está sellado.

De rodillas, en Ti quedo rendido,
y, sin duda, es la fe una cosa cierta,
viendo aquí, vivo el cuerpo, a nuestro lado.

Ver Sus Ojos, Sus Manos, Su Vestido,
refulgentes de gloria, puerta abierta,
¡ahora sí que está todo consumado!

Eulogio Díaz García
SUS MIRADAS QUEDAN

… Y nació Castilla,
esa anchura densa,
con su cielo púrpura,
y rústica piedra.

De verdes pinares,
entre flores hierbas,
silencios callados,
sus miradas quedan.

Los valles enseñan,
entre el agua quieta,
palabras desnudas,
que dormidas sueñan.

Y el viento allí guarda,
entre lunas llenas,
poetas de oro,
que brillan con ellas.

Sus versos, palomas,
con las rimas ciertas,
saetas que hieren,
las horas despiertas.

…Y vive Castilla,
con su alma plena,
de lirios recuerdos
y su fe en alerta.
 
                                                                   Eulogio Díaz García


miércoles, 22 de agosto de 2012

                            UNOS OJOS
Las torres encendidas de unos ojos,
que me dejan absorto en su mirada,
algo tienen que dejan abismada,
algo guardan cerrado en mil cerrojos.

Al que quieran harán caer de hinojos,
y al que amen presa ya será atrapada,
al que buscan jamás será dejada,
si olvidan soñarán con sus enojos.

Quedarán, como siempre, los veleros,
que se atrevan surcar sus níveos mares,
o entre nubes quitar quieran su velo.

Bellos ojos tras luces en sus fueros,
que dominan al mundo en sus altares,
y en mirando será entregado el cielo.
 

jueves, 9 de agosto de 2012


Post mortem, A Vicente Martín, poeta


Apenado, sin fin, mi pensamiento,
en el alma mis lágrimas afloran,
sin tus letras mis versos ya te añoran,
en silencio transformo mi lamento.

Noticia que rasgaba hasta el acento,
tu partida los vientos no la ignoran,
mis rimas, al Amor, gimiendo imploran,
tu nombre, de poeta, en mi lo siento.

Amado compañero que te has ido,
leyéndote afloraban mis carencias,
crecido en los escritos de tu labra.

Que mucho, más que poco, he aprendido,
contando, entre tu ritmo, las cadencias,
nacer al verso libre en tu palabra.



viernes, 27 de julio de 2012


ALLÍ LAS DEJO, MIRÁNDOME
No parecen del sauce ramas vivas.
De tanto mirar, sus ojos quemados
asustan a los mirlos: ya no me
cantan desde allí. Sus verdes hojas
ya no brisan mis libros cuando leo;
ni luna del sol se rompe en pedazos
cuando escribo mis versos. Una línea,
sólo una vertical línea emborrona
palabras, pensamientos de poemas
indecisos, que tímidos, ya nacen.
Así juegan conmigo. Sus acentos
me hacen soñar mis temas insalvables.
El fuerte viento canta cuando rozan
sus labios, cuando abrazan con las manos
-doloroso zigzag de su experiencia-
su acoso amurallado, entre los días.
No las corto… allí las dejo, mirándome.
Yo soy su espejo blando, cristal vivo:
su movimiento alado. Con mis besos,
las voy besando a mí mismo; sus hojas,
invisibles, allí siguen, allí,
junto a mi cesto lleno de esmeraldas.

Eulogio Díaz García

PUESTA DE SOL


Es tu cansado ritmo vespertino,
el ocaso del día que se acaba,
naciste aurora, canto que anunciaba,
tu sangre color roja del destino.
Mirabas, de tus luces, ese sino,
mi estrella que, polar, te acompañaba,
eres brillo que, en tierra, me alumbraba,
y eras verso de sol en mi camino.
Boquiabierto, me admira tu presencia,
-la noche enamorada de un lucero-,
canto suave que alegra mi existencia.
Rosa roja, en tu ocaso te venero,
de silente partida y corta ausencia,
espejo del camino que yo espero.
Eulogio Díaz García

lunes, 23 de julio de 2012


LAS TORRES ENCENDIDAS DE UNOS OJOS
que me dejan absorto en su mirada,
algo tienen que dejan abismada,
algo guardan cerrado en mil cerrojos.

Al que quieran harán caer de hinojos,
y al que amen presa ya será atrapada,
al que buscan jamás será dejada,
si olvidan soñarán con sus enojos.

Quedarán, como siempre, los veleros,
que se atrevan surcar sus níveos mares,
o entre nubes quitar quieran su velo.

Bellos ojos tras luces en sus fueros,
que dominan al mundo en sus altares,
y en mirando será entregado el cielo.
 
Eulogio Díaz García

martes, 3 de julio de 2012

NO ESTABAS AL ALCANCE DE LA MEMORIA
¡Qué sólo estabas tu, lirio blanco,
azul y blanco lirio, qué sólo estabas!,
en la hendidura del muro, aprisionado,
olvidado de la historia y de los libros.
El muro que, envejecido y muerto,
sucumbía en los embates de sus olas,
nacías donde estabas, mi lirio blanco,
o blanco y azul o azul y blanco:
brillante lirio, turquesa inasequible,
de la belleza lleno y olvido exuberante.

No estabas al alcance de la memoria,
solo a la vista, a mi vista sólo.
Te veía al pasar por allí,
se me ensanchaba el alma por tu belleza tan insólita.
Descubrí que la inmensa soledad,
la soledad del alma, no puede ser baldía en su belleza,
pero, ¿puede estar el alma sola?,
aunque a su alrededor esté la soledad, el silencio,
el íntimo estar consigo mismo, como tú, lirio del muro.

Descubrí que incluso el muro viejo
puede dar la vida entre sus grietas, sí,
en los surcos gastados de todo su tiempo, como el simple hombre.
El hombre se hace viejo, es verdad. muy viejo,
pero es como la sombra del árbol, tan extendido y tan fuerte.
Todo hombre viejo está lleno de hojas con sus ramas,
pero arriba, los pájaros cantaron siempre a sus crías y
crecieron, junto a su seguridad infinita,
en el sinuoso mar sin límite de espacio ni final horizonte,
como el barco que zarpa con su rumbo desconocido siempre.
Día a día, paso a paso, como el inolvidable poeta,
¡cuánta felicidad dio en sus días que ya no recuerda!
¡Cómo gozar en el pasado si ya está muerto!,
sólo en este momento ha de ser feliz.
…¡y qué es la felicidad!, sino el saberse vivo,
el saberse útil, el ser espejo del alma que tan solo uno tiene,
el ocupar un sitio, el único, el que nadie puede ocupar.
¡Qué grandeza ser sombra de algún ancho árbol!,
como el muro ya viejo, como el lirio inmortal
que estaba allí, tan blanco y azul, o azul y blanco.

Eulogio Díaz García
 

viernes, 29 de junio de 2012

ESE DIOS QUE PRESENTE ESTÁ EN LA HISTORIA

Mirar la blanca Hostia de infinito,
trastoca suelo y mundo incomprensible;
 contemplar, sin palabras acertadas,
acerca poca cosa a Su presencia.

Es la fe, que imposible, todo explica,
la razón me lo dicta razonable,
la humildad es razón más exquisita,
de admirar es razón con testimonio.

Aquellos que lo han visto me lo dicen,
y ser ciertas merecen sus palabras,
 ese Dios que presente está en la historia.

Rendido caigo en Hostia pura y blanca,
y querer traspasar el mar a un cubo,
es querer explicar lo inexplicable.

Eulogio Díaz García

martes, 19 de junio de 2012

PARECEN DIBUJADOS EN LOS SUEÑOS

Dedicado a mi hermana


Bellos surcos nacidos ya en el tiempo,
se divisan mirando en tus mañanas,
lejos quedan las horas detenidas,
nacen versos del alma más labrada.

Son las horas que espesan nuestras vidas,
y es el alma que en ave se transforma,
se hace libre volando en mar más alto,
y hasta piensa que el cuerpo más le adorna.

Ligera como el viento, el alma y todo,
va ensayando entre el humo y la espesura,
todo estima en más puro y es cansancio,
que redime y dibuja entre la espuma.

Bellos surcos sembrados tan despacio,
que nacidos en tiempos sin fronteras,
parecen dibujados en los sueños,
sin término ni fin, que los aventas.

Eulogio Díaz García




lunes, 18 de junio de 2012

ESE AFÁN PARA BORDAR LO DURADERO


Cantores pájaros que bordáis el tiempo,
y adornáis de cielo vuestra corta vida,
decidme si es así que le dais sentido
a la luz, hojas, las ramas que os perfilan.

Y cantáis y cantáis, tardes de mañanas,
cantos que de agudos sones todo llenan,
parecen libres de algún social empeño,
versos imposibles que flotando quedan.

Vuestras ansias repetidas las escucho,
ese afán para bordar lo duradero,
esas notas que lleváis a lo infinito,
esa sombra que aparenta no ser suelo.

Aves humildes, señeras de alma viva,
vuestros ecos -pensamientos que iluminan-
son las luces que nos dan la bienvenida,
por las calles y alamedas compartidas.

Eulogio Díaz García


miércoles, 13 de junio de 2012

                  DE HERIDAS DORMIDAS, ROJAS


                    ¡Dime rosa di por dónde
                   tus colores son secretos,
de heridas dormidas, rojos,
del rojo sabor a beso!
Eres luz  de sangre hiriente,
y en el campo tus deseos,
se hacen vida, lunas blancas,
y celo en los ojos ciegos.
Ya ves, de mirarte tanto,
mis ojos son más sinceros,
mis labios -granadas rojas-
son besos de suaves velos.
Mi sueño, sutil abrazo:
-ese río tan pequeño-
mirar tu cintura frágil,
tenerte, el mayor deseo.
Y ponerte en mi ventana,
para ser dorado verso,
de la aurora luz y antorcha,
del ocaso, su reflejo.

Eulogio Díaz García


sábado, 9 de junio de 2012


FUE SARA EN SU TIERNO ACENTO

(Niña de diez años que, por error, llamó a mi teléfono.
Al saber de mi afición, me pidió le escribiera un poema)

Sonetillo

Del aire una voz salida,
fue Sara en su tierno acento,
nacida de un bello cuento,
en isla desconocida.

Su angélica voz oída,
con sones de firmamento,
parándome yo un momento,
mi poesía fué esculpida.

Sólo un poema escondido,
vuelo de oculta paloma,
soltada  hacia el aire intenso.

Sarita es canto que ha sido,
rosa viva de un aroma,
estrella de un mar inmenso

  Eulogio Díaz García

miércoles, 6 de junio de 2012

EL DÍA, DESDE EL ALBA, ES UNA ESCUELA


Me ha dolido un poeta pesimista,
no le encuentra ilusión a cosa alguna,
y se encierra en su cama, sola y muda,
entre sombras y sombras que ella apila.
Es la ilusión el ave que más vuela,
el verla y admirarla es la aventura,
el día, desde el alba, es una escuela,
estar ciegos nos lleva a la locura.

Infinito el paisaje que contemplo,
aroma de las flores que me abrazan,
y todo nos sonríe en la mañana,
por la noche se queda en el recuerdo.

Bien lo sé, cuando el cuerpo no responde,
la llamada a ese cielo se termina,
si el cansancio es del alma y no vigila,
todo acaba en su sol que no es entonces.
La esperanza que espera es el secreto,
como luz que tendrá ya iluminada,
certeza que se esconde tras el velo,
rota espera que ya será abundancia.
¡Oh, el hombre, valor es de infinito!
…y el amor, que en el alma bien se expresa,
quisiera no quedarse sin él mismo,
el amar y el vivir, su pura esencia

                                                              
                                                                Eulogio Díaz García

Espero comentarios

martes, 5 de junio de 2012


YA ES MARIA LA AURORA DE LA TIERRA

Como el mar cuando el agua es color cielo,
que azulea en ribera cercanía,
tan serena es la cara de María,
que parece una luna entre su velo.

¡Qué rostro tan hermoso y qué mañana,
qué susurro de amor al Dios presente,
qué canción, su mirada como ausente,
qué silencio, en palabras, Le desgrana!

Dios te guarde, María, dice el Ángel,
son de Dios las palabras que Te digo,
sólo soy de Su Amor, sólo testigo,
es mi nombre Gabriel, y soy su Arcángel.

Las palabras de Dios son de misiva,
y serás Tu la Madre, si lo quieres,
del Mesías que esperas si dijeres
Tu que sí, que de Dios eres cautiva.

Cautiva soy de Dios y Él es mi esencia,
el Amor que enamora con acento,
digo que sí, seré Su alojamiento,
esclava del Señor en Su presencia.

Se hizo carne y el Verbo concebido,
ya es María la Aurora de la tierra,
la Estrella que, polar, todo lo encierra,
¡Dios Te salve, María, ya ha nacido!

Eulogio Díaz García

domingo, 6 de mayo de 2012

CALLADO GEMIDO

Cuando escucho –callado gemido-
el hablar de la tarde que muere,
miro y siento el rumor del silencio;
el mutismo del tiempo que pasa.

Ver del río su cauce en sosiego,
el camino que el agua le traza,
ni una queja, ni un llanto, ni un ruido,
es canción para el alma y descanso.

Pero el sol en su ocaso me lleva
junto a él, en silencio secreto;
quedan solo poemas sencillos,
que han nacido en la sombra de un verso.
HOY ESCRIBO EN MI ARBOLEDA,
las palabras, solas, manan,
me miran, frente a mis ojos,
y mis ojos las taladran.

Las sombras sueñan conmigo,
la pluma, rama dorada,
escribe en colores verdes,
porque verde, aquí, es mi estancia.
Palabras para un poema,
¡mirad, mirad, qué palabras!
serán canciones, olvidos,
entre rosas engarzadas.

Sí, ya sé… ¡sólo son eso,
sé que son sólo… palabras!

Ved…Cuando nace el amor,
a través de las miradas,
¿No son espinas de hierro,
no son fuego, taladradas,
no son, como arena ardiente,
las palabras pronunciadas?

¡Ay, del poema, mis manos,
fueran palabras sagradas,
hechas en dardos de fuego,
y en el alma me quemaran!
Por eso yo, en mi poema,
buscaré sólo palabras,
como rosas encendidas,
entre arboledas del alma.
CANTOS QUE NADIE ENTIENDE

¡Quiero soñar en silencio,
no veis! La tarde tiene
casi cerrados sus ojos,
y el sueño, muy quedo, enciende.

Las ramas, nervios del viento,
pintadas sus hojas verdes,
acarician, junto al aire,
con su sombra suave y tenue.
El sol… que quiere buscarme,
y el río, su hablar silente,
palabras casi desnudas,
en cantos que nadie entiende.

Solos el árbol, sus hojas,
el río, que también duerme.
… y el sol, que brilla la tarde,
misteriosa y complaciente.

¡DÓNDE ESTARÁN EN SU AUSENCIA!

¡Dónde en mi plaza las rosas,
que en los rosales podados,
limpia la tierra, no hay nada!:
sólo tierra, ¡sólo tierra!
¡Silencio!, quizás dormida
 se encuentre su alerta, ¡vamos
por ellas!; posible tengan
cerca su cielo, o también
camuflados sus aromas,
-entre invisibles regalos-
digan si están vivas. ¡Mira!
aquí caía, de plata,
una gota de la fuente;
aquí el rocío cubría,
con su manto, el color púrpura
de sus vestidos de lluvia.
¡Mis rosas rojas, a dónde,
dónde estarán en su ausencia!
LAS PALABRAS SON ROSAS DE LOS ÁRBOLES,
y sus ramas los ríos que ellas sueñan,
llenos de soledades y entretiempos
como algunos que vienen y se vuelan.
El viento que acaricia y las envuelve,
son pájaros que anidan primaveras,
en los ecos de días que me encuentro
y siguen esperando algún alerta.
Ellas llaman y miran si al ocaso,
hay alguien que hacia algún agua se acerca,
naciendo entre silencios refrescantes,
o muriendo entre nómadas mecenas.
Algunas hay que estudio y las observo,
y las cuido si tienen sus carencias,
anoto si adecuado es un acento,
                                                            diga si son cantos de sirenas.
QUE TODA ESTREMECIDA

Miro el alba, que toda estremecida,
ya es un sueño de cándidos colores,
balbucea sus labios tentadores,
como un canto, mañana ya nacida.

Se remueve mi mente detenida
y mis ojos se encienden delatores,
ya no hay lunas ni oscuros agresores,
cada estrella en su sombra está dormida.

Todo es luz en su sol de firmamento
y la vida acontece en cada instante,
como tiempo que muere en toda espera.

Su color, un vivir tan incesante,
que ya es río, su mar es el acento,
y es ave, que ya vuela por doquiera.
ENTRE LOS DÍAS Y HORAS

Entre  los días y horas de mi alada estancia,
no pregunto al soñar cuando la noche duerme
ni al mirar las estrellas con su luz abierta;
ni le insisto al pasar que la flor se despierte,
si en su olor de colores me acerco muy cerca;
sólo miro, tan solo escucho el cantar breve,
que en el trino del pájaro su amor recrea
                                                                             a mi paso: ¡silencio...que se expresa leve!
FUENTE DE LOS ENAMORADOS

Conmigo vienen mis pasos,
cada árbol está es su sitio,
¿Porqué he de encontrarme solo,
si la fuente es mi testigo?

¡Ay, si alguno allí supiera,
qué cosas dice al oído!,
siempre mirando a los ojos,
de todos que allí la han visto.

Me cuenta historias de amores,
¡no sigas... que lo imagino!,
palabras dulces y tiernas,
de versos que allí han nacido.

Llorando queda ella sola,
por cosas que no ha sentido,
amor, amor...¡siempre amor!
                                                             que nacieron... y se han ido…
HÁBLALE DE MI, TAL VEZ QUISIERA

Quién pudiera ser lágrima de estío,
o recuerdo de un alma que naciera,
o palabra de un verso que supiera,
decir o entretener asunto mío.

Quién pudiera, siquiera en lo que ansío,
decir al corazón del que me viera,
háblale de mi, tal vez quisiera,
llenarle de su amor a mi vacío.

Es tanto lo que en mí siempre lo espero,
que ya ni es fiel amigo el largo empeño,
ni a veces, el consuelo es la esperanza.

Venga a mí, si es que hay alguien que lo alcanza,
me busque por doquier entre mi sueño,
a ese amor que es del cielo prisionero.



LOS VERSOS MÁS CERTEROS

Van soñando las horas cada día,
y con ellas los versos más certeros,
lloran unos, se olvidan los olvidos,
cantan otros, se alegran desde lejos.
¡Mirad este de aquí, me ha sorprendido!,
hoy nació entre la pausa de un encuentro,
no como aquél, que sólo, sin embargo,
se presenta tranquilo en el recuerdo.

Siempre es así; los vientos los describen,
nunca saben si nacen o son vuelos,
porque a veces, son plumas que se abrazan,
o estrellas, que en su brillo, se hacen templo.
Siempre yo, que me admiro en sus palabras,
y dudo si en amarlos o temerlos,
con ellos de la mano, entretenido,
los recibo en mis horas para adentro.

¡Ay los versos, poemas entre olvidos,
las palabras cantoras, los acentos,
verdades de infinitos saturados,
vibrando los silencios del momento!



DE TANTO SOÑAR LO HUBE ENCONTRADO

Muchos cielos mis ojos han mirado,
sus lunas y claveles conocido,
náufrago y desterrado soy sentido,
mandato que un amor me fue encargado.

Tanto tiempo tardé en haberlo hallado,
y al fin, en soledad, casi perdido,
que de tanto vivir fui renacido,
y de tanto soñar lo hube encontrado.

A la falta de luz hube esperado,
gracias doy a tan dulce sol venido,
tan así de sentirme ya querido,
tan así de encontrarme tan amado.

PALABRAS MUDAS JUNTO ALGÚN SILENCIO

Blanco, de color blanco, nieve y alba
del pájaro que canta: pensamiento
alado. Así son sus trinos suaves
que mecen complicadas olas tibias;
mensajeros que traen de otros soles,
de otros párpados íntimos y tenues.
¡Quién pudiera soñar sus notas breves,
quién adentrarse en íntimo castillo
capaz de sonreír; gozar siquiera!

El árbol se estremece, luna duerme;
en el suelo la sombra, que no es sombra,
se entretiene entre cándidos vaivenes.
…Y yo, que nunca llego a comprender
su tamaño misterio, balbuceo
palabras mudas, junto algún silencio,
que al pronunciarse nunca dicen nada.